Alpes-Dolomitas, ¡¡¡¡¡Sueño hecho realidad!!!!!

Hace poco más de un mes que regrese de hacer posible uno de mis sueños, un sueño que tenía desde pequeño, un sueño que aún me cuesta creer que se ha hecho realidad, y que a nivel físico haya podido realizar. Sueño hecho realidad gracias a mi “pequeña” Ro (Muchísimas gracias).
El sueño surge en las épocas de Miguelón, Pantani, Chiapucci, Romiger,… cuando aún era un niño y me pasaba el verano tumbado junto a mi padre en el sofá viendo el Giro, el Tour y la Vuelta, a mi aquellas puertos, paisajes, me parecían espectaculares y soñaba con el día en el que pudiera hacer yo lo mismo, medirme las fuerzas frente a aquellos “gigantes”.
El 25 de Junio un grupo de amigos y yo ponemos rumbo a Bormio (Italia) un precioso pueblo en mitad de los Alpes y muy cerca de la frontera con Suiza y Austria, el viaje a pesar de ser un viaje muy largo (lo realizamos en coches) teníamos ganas de llegar y ver aquello.
Antes de llegar a Bormio algunos desvían su ruta y pasan por el Mortirolo y verlo desde el coche. Nosotros en la furgoneta, desviamos la ruta y pasamos por el famoso Aprica, yo desde la furgoneta ya está pasmado viendo los paisajes, la carretera y las revueltas de la misma hasta la cima del mítico puerto. Ya iba concienciado que mis 90 y tantos kilos lo iban a pasar francamente mal allí, viendo aquello me parecía estar poco preparado para afrontar esas pendientes, pero estaba deseando probarme y sentirlo en las piernas (el coraje me puede). Los que decidieron desviarse hacia el Mortirolo no se qué pasaría por sus cabezas, pero cuando nos juntamos en el hotel, sus palabras fueron, “por allí no hay Dios que suba”, “eso es una puta pared”...
Un vez allí y a pesar del cansancio acumulado en el viaje, algunos de los más locos (me incluyo) en lugar de descansar para el domingo con la primera ruta programada (Mortirolo y Gavia) decidimos salir en bici a “estirar y calentar la piernas” y darnos una vuelta por la zona, menos mal que era una vuelta de calentamiento, nuestro querido “Perico” decide subir a la cercana estación de esquí Bormio 2000. Eso para abrir boca, así sin anestesia ni nada, jejeje por lo cual Andres y yo decidimos no terminar la ascensión y guardar energías (44,64Km), el resto continuó la subida hasta la estación.
Esa misma noche cenando decidimos cambiar la primera etapa por la segunda, ya que era la ruta conmemorativa de Marco Pantani y preferimos no encontrarnos con más de 3000 personas subiendo o bajando el Mortirolo y/o el Gavia… así que el primer día nos enfretariamos a las 48 “Tornanti” o ”Tornantes” (curvas de herradura en Español) del Stelvio.



Ruta 1 (Umbrail y Stelvio) 102,25Km

Pusimos rumbo al Umbrail-Stelvio por la vertiente sur, pese a ser dos puertos distintos, el Umbrail y el Stelvio comparten ascensión por esta vertiente, nada más salir de Bormio, se comienzan a ver las famosas “Tornanti” perfectamente numeradas, desde el primer kilómetro ya me descuelgo del grupo y me quedo solo. Cada uno tiene que ir a su ritmo en unas ascensiones como estas. Ya se ve la nieve desde más cerca, el paisaje es totalmente increíble y el silencio de la ciudad y los coches muestra el sonido propio de la alta montaña, arroyos y cascadas del deshielo cayendo a lo lejos, sonidos que se ven perturbados por las incesantes motoristas que pasan (No solo a los ciclistas nos gustan las carreteras con subidas y curvas de herradura).
A falta de pocos kilómetros para coronar el Stelvio nos desviamos a la izquierda y coronamos el primero de los colosos Italianos, el “Passo dell Umbrail” aunque también se podría decir coloso Suizo, porque esta cima está justo la frontera entre Italia y Suiza. Tras la peligrosa bajada del Umbrail, la cual estaba llena de tierra supongo por el deshielo, nos presentamos en la localidad suiza de Santa Maria Val Müsitar, recorremos unos cuantos kilómetros por territorio Suizo y encarar la vertiente Norte del Stelvio, pero justo antes de comenzar la ascensión decidimos parar a comer. Las comidas las hacíamos normalmente en ruta, la misma mañana comprábamos lo necesario para preparar unos bocadillos o similar, para cuando fuera necesario, parar en cualquier sitio y así comer.
Tras la comida comenzamos con la larga subida del Stelvio, 48 curvas que suman 25Km y que suben al punto más alto con carretera asfaltada de los Alpes orientales. Mientras subía por aquella preciosa carretera, pasamos por zonas donde se iba de forma paralela a un impresionante rio de agua blanca, pero lo más impresionante de todo, es que ese agua era del deshielo, ¿Cuánta cantidad de nieve se estaría derritiendo por minuto para formar tal torrente de agua? Tras varios Km entre árboles, el terreno se vuelve más desértico y se comienza a ver la famosa perspectiva de la pared con sus infinitas tornantis de la vertiente norte del Stelvio, en ningún momento me sentí “acojonado” por tal pared, tan solo tenía una cosa en la cabeza mantener ritmo, no desfallecer, tan solo imaginar las vistas desde la cima y otros pensamientos que no voy a contar, me proporcionaban una motivación extra para continuar aguantando el dolor y el cansancio. Curva tras curva con alguna parada para hacer alguna que otra foto, (la mayoría las hacía sin bajarme de la bici) llego a la cima y soy incapaz de describir con palabras lo que en ese momento te pasa por el cuerpo, ver aquellos paisajes ya es algo espectacular, pero saber que has llegado allí arriba por tus propios medios, sin ayuda de nada (elementos motorizados), te llena de un orgullo que a veces me ponía la piel de gallina.













Ruta 2 (Mortirolo y Gavia) 115,97Km

Esta ruta la definiría en una frase muy característica que Juan Antonio dijo días después, “Ya estoy aquiiiiiiiiiiiiiiiii”, y si!! el “coco” el temido Mortirolo ya estaba allí, esperándonos, y menos mal, que era el primer plato, me cuesta pensar que hubiera sido capaz de subirlo como segundo plato del día. Para variar en nuestras “batallas” no íbamos a coger el lado “bueno” del Mortirolo, subimos por la parte más dura, cómo no!, mientras nos acercábamos a Mazzo di Valtellina, localidad donde empieza el Mortirolo por su vertiente Este, no hacía más que buscar con la mirada la carretera de esta vertiente, pero es imposible verla desde lejos, está cubierta por una espesa arboleda, lo cual a mi modo de ver, es mejor, así no sabes de antemano lo que tienes que subir y no te “acojonas” mentalmente. Nada más pasar por Mazzo y atravesar algunas de sus calles, veo un cartel que indica claramente, que estás empezando a subir el Mortirolo y que te esperan 13Km de subida.
Comienzo a subir, y la humedad del bosque que rodea prácticamente en todo el recorrido te hace tener una sensación extraña, y comienzas a sudar nada más empezar a subir. Aunque iba mentalizado, miraba con recelo los carteles que indicaban que durante los próximos Km te esperaba un desnivel medio del 14%. Nada más pasar la primera rampa que superaba el 11% en el Km 2, un pequeño “descanso” de 500m con un 9,8%, se comienzan a ver las temidas rampas y las temidas tornantis con un desnivel que solo de verlo acojonaba, eché mano de la maneta para intentar subir otro piñón y conseguir una cadencia con menos fuerza y más cómoda, pero fue un intento en vano, el 32 ya estaba metió y tocaba sufrir de lo lindo. A base de riñones y brazos, a duras penas avanzaba metros, si no es por las pintadas en el suelo, hubiera creído que no avanzaba, porque mientras subía agachaba la cabeza con la intención de no ver lo que quedaba, y tan solo de vez en cuando miraba al frente y el paisaje arbolado apenas me parecía que cambiaba, el cuenta Km parecía estar roto, apenas contaba un centenar de metros desde la última vez, el sudor te llenaba la cara, incluso a veces hasta los ojos, las piernas los brazos, las gotas caían incluso en el manillar y el cuadro, y es que bien ganada se tiene la fama el Mortirolo.
En algunos tramos sentia como aumentaba de velocidad y notaba las piernas menos cansadas, síntoma claro que la pendiente en ese tramo se relajaba y por curiosidad miraba el GPS para comprobar el dato exacto y veía como la pendiente oscilaba entre el 10% y el 11%, es lo que tiene enfrentarse a pendientes superiores al 13% y 14%, que cuando encuentras una del 11% te sirve incluso para descansar.
Tras varios Km en solitario empiezo a escuchar las voces de mis colegas, levanto la mirada y los veo en plena tornanti 11º con una peluca y una bandera de España gritando mi nombre en pseudo italiano, “Ramoni”. vamos Ramoni vamos, … (Gracías Ruben por los ánimos), y es que ya ni me acordaba que por la vertiente de Mazzo, se encontraba el monumento a Marco Pantani, y que para la ocasión Andrés y yo nos dejamos la perilla rubia, en memoria a este gran ciclista.
Tras unas cuantas fotos en el monumento a Marco Pantani, las cuales sirvieron para descansar, avanzamos unos cuantos Km más, los cuales son más llevaderos y por fin!!!, “Coronamos” el temido y a la vez ansiado Mortirolo.
Tras las requeridas fotos en la cima del Mortirolo, con su respectivo descanso nos abrigamos y realizamos la bajada de la larga vertiente Oeste, recorremos varios Km con un falso llano, y paramos a comer para coger fuerzas y encarar otro gran “coloso”, el Gavia.
Tal y como prometía, el Gavia se me hizo durísimo, bien por el cansancio, bien por el esfuerzo del Mortirolo, o bien porque realmente es durísimo, (o bien por las 3 cosas), el caso que la angosta carretera que sube hasta la cima, el calor, y el cansancio pasaron factura, barritas, geles,… no hacían el efecto de otras veces, me costó muchísimo. Recuerdo dos momentos críticos, uno por el Km 8 más o menos con una pendiente que superaba el 12%, momento que además recuerdo la carretera se hizo de repente muy estrecha y que para colmo un grupo de aficionados a las concentraciones de motos y coches pasaron a mi lado y decidí pararme unos segundos para esperar que pasarán las motos y coches y de paso tomar un pequeño respiro y comer algo energético. Y el otro momento crítico es justo a escasos 4 ó 5 Km de la cima, al pasar por el túnel. Entre el cansancio, el curveo, la oscuridad y la pendiente del “jodido” túnel, te desorientas un poco y cuando sales por el otro extremo del túnel el sol te ciega e incluso tuve hasta sensación de mareo, me paré un instante hasta que pasara esa sensación de mareo y al levantar la vista me encontré con un espectacular paisaje formado por un infinito valle, y un impresionante lago.
Unos pocos Km más arriba ya se aprecia la preciosa cima del Gavia, completamente rodeada de picos montañosos nevados y con un lago en plena cima completamente congelado. En algunas zonas de la cima, se acumulaba aún muchísima cantidad de nieve, en la que literalmente me tiré rendido por el esfuerzo. Después de las obligadas fotos, iniciamos el rápido y peligroso descenso, hasta llegar a Bormio.














Ruta 3 (Foscagno) 46,87Km

Esta corta etapa, es de transición, dado, que tras realizarla debíamos volver lo antes posible al hotel para ducharnos, dejar las habitaciones vacías, empaquetar de nuevo las bicicletas, colocarlas en el furgón y poner rumbo a Arabba, segunda sede en nuestra excursión por los Alpes-Dolomitas.







Ya en Arabba,…



Ruta 4 (Giau, Tre Croci, Tre Cime di Lavaredo, Falzarego) 145,34Km

Casi na!!!! 4º Día, con más de 260Km y 5 de los “colosos” a las espaldas, teníamos por delante 4 puertos de montaña y algo más de 140Km, la etapa reina de los Domitas!!.
Esta parte de los Alpes, más conocida como Dolomitas, para mi gusto es mucho más bonita que la zona de Bormio, sin quitarle por supuesto belleza a la primera, pero esta zona, con mucha más vegetación y con unos “picachus” de roca en la cima, le daban cierto encanto.
Mis piernas respondían pese a los Km acumulados, se ve que la etapa de transición de algo más de 45Km me sentó bastante bien, en las primeras rampas de la vertiente Sur del Passo Giau, era capaz de aguantar más cerca de mis compañeros y no me descolgaba tanto como los primeros días, pero no me deje llevar y mantuve mi ritmo y cadencia para evitar desgastarme por el simple hecho de subir con ellos, la etapa era muy larga y había que guardar fuerzas.
Tras subir el Passo Giau y el Passo Tre Croci (tres cruces), llegamos a la preciosa zona del Lago Misurina, zona que pediría como sede de mi jubilación, impresionante!!
Tras llegar al lago, busco a mis compañeros y los veo parados junto al lago, preparando los bocatas para comer, hablo con Pedro, el jefe de expedición. ¡No íbamos a comer en la cima del siguiente puerto (Tre cime di lavaredo), que era tal y como estaba planeado! Pero al parecer la gente estaba acojonada y no quería subir a las tres cimas, dado su dureza y menos con el estómago lleno, algunos ya estaban haciendo sitio en la furgoneta para poder meter las bicicletas, miro a Pedro y le pregunto, ¿Tu tampoco vas a subir? y me contesta: “a mi gustaría subir, pero algunos prefieren subir en la furgoneta”… y me salió del alma, dije: “aquí no hay nada más que maricones, yo he venido aquí a subir todo lo que se tiene planeado, yo me voy para arriba”… Pedro en ese momento me mira y me dice: ¡Ramón que son 8Km muy duros!… “¡bueno, y que!” le contesté, me monté en la bici y puse mi ritmo para hacer frente a las durísimas cuestas de las tres cimas del Lavaredo.
Viendo tal y como sufrí en el Stelvio, algunos no daban un duro por mi, pero este día demostré de la pasta de la que estoy hecho, comencé a subir a mi ritmo, como siempre. A mí no me dan miedo las balas, me dan miedo la velocidad que llevan, iba dando todo lo que tenía para superar las increíbles rampas de las tres cimas, vi pasar la furgoneta llena de algunos de los que habían decidido no subir, al resto, mis palabras y mi decisión a subir costara lo que costara, pareció servirles de “puntilla” y algunos cambiaron de opinión y se pusieron de camino a la cima tras de mí.
Que contar… el/la que haya practicado alguna vez el ciclismo, entenderá perfectamente el calvario que se pasa, al subir con más de 70Km en las piernas, unas rampas que superan el 10% durante algo más de 8Km, aunque las tres cimas, realmente tiene 7Km de subida, porque tras los 2 primeros Km de subida tiene uno de bajada. La sensación una vez arriba, indescriptible, la gente que había en la cima, senderistas y motoristas en su mayoría, te miraban con asombro e incluso te animaban mientras sufrías los últimos metros de la ascensión.
















Ruta 5 (Fedaia y Pordoi) 67,65Km

Esto ya es ansiaaaaa, ansia viva, ¡To pa mi! A veces me pregunto ¿Cuál es el límite del cuerpo? Y me pregunto esto, porque estando ya, aquella mañana realmente cansado, lo cual era normal, te montas en la bici sin ganas ninguna, y comienzas a subir de nuevo. ¿Es coraje? por no querer ser el primero que se queda durmiendo en el hotel, ¿es pasión por la bici?,… no lo sé, la cuestión es que allí estaba de nuevo dándolo todo.
El primer plato del día, la Marmolada (o Passo Fedaia), con algo más de 14Km y una pendiente media del 7,5%, con los últimos 7Km superando el 10% y rampas máximas del 18%. Sus últimos Km como digo durísimos, pero a la vez, increíbles, atravesando en todo momento las pistas de esquí, que por allí abundan.
Como segundo del día teníamos el Pordoi, que a mí en un principio me asustaba, lo veía yo con más “nombre” que otros, pero no fue así, miedo ninguno, sus 13Km a un desnivel medio del 6% ya no daban miedo, después de los colosos que habíamos subido ya.













Ruta 6 (Pordoi, Sella, Gardena y Campolongo) 51,95Km

El viaje llega a su fin con la satisfacción de haber completado todas las rutas, sin haberme montado en la furgoneta y de haber hecho realidad uno de mis sueños.
El día prometía ser fácil, sin grandes dificultades, pero el cansancio ya se notaba, las piernas pesaban más de lo normal y pese a que querías pedalear con más fuerza, las piernas no respondían, así que, paciencia y ritmo constante.
Subimos de nuevo el Pordoi, esta vez por la otra vertiente, con 9Km y 6,8% de media, suave comparado con otros, el impresionante Passo del Sella con sus 11,4Km a un 6,6% que discurren por un paraje con unos paisajes dignos de pararse y admirar detenidamente. Tras bajar el Sella, comenzamos a subir enseguida el Passo di Gardena, muy semejante al Sella, tanto en dificultad y paisajes. Y por último el Campolongo, el puerto más fácil de todo el viaje, 5,5%.










Después del resumen de las rutas, quiero agradecer desde mi pequeño rinconcito, la compañía, ánimos a mis compañeros de viaje, en especial a Andrés, Rubén y Ramón Godeo, por sus ánimos y compañía en el Mortirolo, a Pedro, por ser el alma mater del viaje y a Teo, incansable, siempre pendiente de todos, haciendo una labor, que nunca se reconoce y no está pagada.


GRACIAS a todos.

4 comentarios:

Kike dijo...

Con dos coj****!!!! Si, señor. Un tio grande ahi donde los haya.

Estas hecho un toro, este año me ganas en la Sansil. Por cierto, nos vamos con el club a hacer una media a Roma en febrero :)

Un abrazo desde las americas

Carlos dijo...

Ramón, he disfrutado mucho leyendo el relato de tu aventura por los Alpes. Toda una proeza.

Opino lo mismo que te han puesto en el otro comentario, qué cojones tienes! Yo de mayor quiero ser como tú, jajaja.

Nada tío, que sigas con esa ilusión y fuerza de voluntad que te caracterizan, a mí desde luego leer cosas así me despiertan una sana envidia y admiración. Go Ramón go!

Ramón dijo...

Gracias a los dos. La verdad es que hay que echarle coj****, pero todo es planteartelo, mentalizarte y que nada ni nadie te hunda.

Moreira dijo...

Olé por tu viaje... El verano pasado me escapé con unos amigos a cruzar los pirineos y este año tengo los alpes entre ceja y ceja... muchas gracias por compartir